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Ecografìa en Obstetricia



La ecografía fetal es una prueba usada durante el embarazo que crea una imagen del feto en el útero materno. Durante la ecografía fetal, se identifican y miden varias partes del bebé, como el corazón, la cabeza, y la columna. La prueba puede realizarse a través del abdomen de la madre (transabdominal) o del canal vaginal (transvaginal). La salud de un feto puede evaluarse fácilmente con la ecografía fetal.
Existen varios tipos de ecografía fetal, cada una de ellas con ventajas específicas en determinadas situaciones. La ecografía Doppler, por ejemplo, ayuda a estudiar el movimiento de la sangre a través del cordón umbilical entre el útero y la placenta. La ecografía tridimensional brinda una imagen natural de un bebé en el vientre. La ecografía bidimensional estándar es el principal objetivo de este análisis, pero los conceptos básicos de la ecografía fetal estándar también se aplican a los otros tipos.
La ecografía emplea un dispositivo electrónico llamado transductor para enviar y recibir ondas de sonido. Cuando el transductor se mueve sobre el abdomen, las ondas sonoras ultrasónicas se mueven a través de la piel, músculos, hueso y líquidos a diferentes velocidades. Las ondas sonoras rebotan en el feto como un eco y regresan al transductor. El transductor recoge las ondas reflejadas y las convierte en una imagen electrónica.
Las anomalías fetales son relativamente poco frecuentes y dependen de una variedad de factores relacionados con la salud y edad de la madre y con otras variables genéticas y ambientales. Para identificar y corregir potencialmente cualquier problema, se controlan determinadas estructuras fetales durante una ultrasonografía de rutina.

Mortalidad Materna


La mortalidad materna es un problema de salud pública que refleja inequidad y exclusión social, además de evidenciar las desigualdades e inequidades de género, económicas y culturales, así como el grado de organización de los servicios de salud y la comunidad, la accesibilidad y la calidad de atención, es decir, no solo es un indicador de salud, es un indicador de desarrollo.
A pesar de los grandes esfuerzos realizados por el sistema regional de salud público, las mujeres continúan falleciendo por complicaciones del embarazo, parto y puerperio como las principales causas, cuyas características multifactoriales están relacionadas tanto con las condiciones sociales, económicas y culturales de los lugares en las que ocurren como con las condiciones de entrega de los establecimientos de salud que son los responsables de su atención. Por lo tanto, podemos concluir que las muertes maternas se dan en dos escenarios: i) el escenario de la marginalidad –donde la oferta de servicios es insuficiente y existe una gran proporción de ciudadanas que no acceden a los servicios) el escenario de la incompetencia – donde existe la oferta de servicios pero de baja calidad. En el primer escenario las mujeres fallecen en sus domicilios por no acceder, básicamente por razones de falta de oferta o por razones de aceptabilidad. En el segundo escenario, las mujeres fallecen en los servicios de salud por problemas de calidad de los servicios de salud, sobretodo, problemas relacionados más con el contenido de la atención que con las condiciones de entrega.

Desarrollo Fetal






Buena parte del embarazo se encuentra bajo el control hormonal de la unidad feto-placentaria. Desde el punto de vista endocrino las principales funciones comprenden la producción de hormonas por parte de las glándulas suprarrenales, las gónadas, la glándula tiroides y el páncreas fetales y por la placenta; la síntesis de hormonas peptídicas por la unidad hipotálamo-hipofisiaria del feto, por la placenta y la producción de hormonas en la glándula tiroides y el páncreas fetal.

Se cree que la placenta, como órgano productor de esteroides, tiene un sistema incompleto, motivo por el cual depende del adecuado aporte de precursores provenientes de las circulaciones materna y fetal. En la placenta el colesterol es convertido a pregnenolona y luego en forma rápida a progesterona. La producción de progesterona se aproxima a los 250 mg diarios hacia el final de la gestación. Para la síntesis de estrógenos, posee una capacidad de aromatización importante por lo cual utiliza como precursores andrógenos circulantes provenientes especialmente del feto, aunque también de la madre; el principal andrógeno utilizado es el sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEAS) producido en las glándulas suprarrenales del feto. Una de las enzimas presentes en gran cantidad en la placenta es la sulfatasa, por medio de la cual la DHEAS es convertida en dehidroepiandrosterona (DHEA); el metabolismo continúa hacia la formación de androstendiona, testosterona y finalmente estrona y estradiol.
Durante el embarazo el principal estrógeno producido no es el estradiol sino el estriol; su concentración aumenta a lo largo de la gestación y varía desde aproximadamente 2 mg diarios en la semana 26 hasta 35 o 45 mg diarios en el embarazo a término. Se encuentran niveles elevados de estriol tanto en el líquido amniótico como en la circulación materna. En el suero materno su concentración es de 8 a 13 ng/dl