Recomendaciones sobre la terapia hormonal posmenopáusica*
POSICIÓN DE LA INTERNATIONAL MENOPAUSE SOCIETY (IMS). 2007
Emitido por el BOARD OF THE INTERNATIONAL MENOPAUSE SOCIETY (IMS) por Amos Pines, Presidente, David Sturdee, Secretario General, Martin Birkhäuser, Tesorero, Marco Gambacciani y Nick Panay. Febrero 27, 2007
La siguiente declaración expresa los puntos de vista de la International Menopause Society (IMS) sobre los principios de la terapia hormonal (TH) en los períodos de la perimenopausia y la posmenopausia. A través de esta declaración el término TH va a ser usado para cubrir todas las terapias incluyendo estrógenos y progestágenos, terapias combinadas y tibolona.
La declaración anterior de la IMS en el 2004 es aún válida y sirve como base para la actual revisión y actualización. Somos conscientes de las variaciones geográficas relacionadas con las diferentes prioridades del cuidado médico, las diferentes prevalencias de las enfermedades, y las actitudes del público específicas de cada país, comunidad médica y autoridades de salud hacia el manejo de la menopausia, las cuales pueden tener impacto en la terapia hormonal.
Las siguientes recomendaciones, por lo tanto, dan una visión global y simple que sirve como una plataforma básica sobre los temas relacionados con varios aspectos del tratamiento hormonal. Esta posición fue revisada y discutida por representantes de más de 60 Sociedades Nacionales Regionales de Menopausia de todos los continentes. Estas recomendaciones pueden ser fácilmente adaptadas y modificadas de acuerdo a las necesidades locales.
Principios generales
La terapia hormonal debe ser parte de una estrategia que incluye recomendaciones de estilo de vida como la dieta, el ejercicio, el cigarrillo y el alcohol para mantener la salud de las mujeres posmenopáusicas. La TH debe ser individualizada y hecha de acuerdo a los síntomas, necesidades de prevención, como también a la historia personal y familiar, resultado de las investigaciones relevantes, las preferencias y las expectativas de la mujer. Los riesgos y beneficios de la TH difieren en las mujeres alrededor del tiempo de la menopausia comparada con las mujeres mayores.
La TH incluye un amplio rango de productos hormonales, vías de administración y con riesgos y beneficios potencialmente diferentes. Así el término “efecto de clase” es confuso e inapropiado. Las mujeres que experimentan una menopausia espontánea o iatrogénica antes de los 45 años de edad y particularmente antes de los 40 están en un riesgo mayor de enfermedad cardiovascular y osteoporosis.
Ellas se beneficiarían del reemplazo hormonal, el cual debería ser administrado al menos hasta la edad normal de menopausia. La consejería debería incluir los riesgos y los beneficios de la TH en términos simples, p. ej. números absolutos en lugar de cambios en porcentajes sobre la línea de base. Esto permite a la mujer y su médico tomar una decisión sobre TH bien informada.
La TH no debería recomendarse sin una indicación clara para su uso. Las mujeres que toman TH deberían tener al menos una consulta anual que incluya examen físico, actualización de la historia médica, exámenes de laboratorio e imágenes importantes e investigación y discusión sobre el estilo de vida. No hay razones para hacer mandatoria la limitación sobre la duración del tratamiento.
Continuar o no el tratamiento a discreción de una usuaria y un prestador de salud bien informado sobre hormonas, dependiendo de metas específicas y una estimación objetiva de riesgos y beneficios. La dosis debe ser la dosis efectiva más baja. Dosis de TH más bajas han sido usadas rutinariamente y pueden mantener la calidad de vida en una gran proporción de mujeres.
Faltan datos acerca de implicaciones cardiovasculares y riesgo de fractura con dosis bajas a largo plazo. En general los progestágenos deben ser agregados a los estrógenos sistémicos en todas las mujeres con útero, para prevenir la hiperplasia y el cáncer endometrial. Sin embargo, la progesterona y algunas progestinas tienen efectos benéficos específicos que podrían justificar su uso al lado de su esperada acción benéfica en el endometrio. Bajas dosis de estrógenos vaginales administradas para aliviar la atrofia urogenital no requieren medicación con progestágenos.
La liberación directa de progestágenos en la cavidad uterina desde la vagina o por un sistema intrauterino es lógica y puede minimizar los efectos sistémicos. El reemplazo con andrógenos se debe reservar para mujeres con signos y síntomas clínicos de deficiencia androgénica. En mujeres con ooforectomía bilateral o falla adrenal, el reemplazo con andrógenos tiene significantes efectos benéficos, en particular los de la salud relacionada con la calidad de vida o función sexual.